Una charla con las profesionales que integran el equipo que lleva adelante esta importante investigación. La Directora Novel, Esp. Valeria Olivetti, y las docentes Lorena Paola Cabrol, María Inés Baigorria y Rosario Teresita Montiel, junto a la asesora metodológica, Dra. Virginia Marta Kummer.

El Departamento de la Mediana y Tercera Edad de la Facultad de Ciencias de la Educación (DMyTE) de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER), Argentina, es la primera experiencia de educación permanente en el ámbito de las universidades públicas nacionales. De la mano de la profesora Yolanda Darrieux de Nux en 1984, y tomando como base el modelo educativo francés de Pierre Vellas, este espacio se constituyó en una política gerontológica pública concreta cuando aún el escenario del envejecimiento poblacional no era tan contundente y no existían los marcos legales y propositivos nacionales y regionales que hoy están vigentes.

A 37 años de iniciar ese camino, en 2019, el DMyTE comenzó una investigación para dimensionar su impacto en la comunidad de Paraná (Entre Ríos) y alrededores. El Proyecto “Educación, envejecimiento y universidad: el caso del Departamento de la Mediana y Tercera Edad de la Facultad de Cienciasde la Educación de la Universidad Nacional de Entre Ríos” busca repensar el lugar de los Programas Universitarios para Adultos Mayores (PUAM), en tanto política pública en vista del presente y futuro inmediato, y con ello dar el debate al interior de la Universidad del lugar presupuestario-político que se le está dando a este espacio. “Nos proponemos también analizar el concepto de aprendizaje a lo largo de la vida que lo sustenta y las respuestas posibles ante un escenario cada vez más cambiante y condicionado por variables que trascienden las particularidades de la vejez en tanto momento del trayecto vital”, explica Valeria Olivetti, Lic. en Comunicación, Especialista en Gerontología, Doctoranda en Investigación Gerontológica y Directora Novel del proyecto.

El plazo previsto para el desarrollo de la investigación era de febrero de 2019 a mayo de 2020, pero el escenario pandémico redefinió las fechas y el plan de trabajo al punto que quedó trunco el relevamiento de datos entre los/as estudiantes al suspenderse la presencialidad y también debido al desafío que implicó el analfabetismo tecnológico para muchas personas mayores. Bajo estas condiciones la dinámica de trabajo contempló lecturas e interpretaciones de las sistematizaciones, memorias y testimonios. Se prevé concluir la investigación en los próximos meses.

Rocío Lana

Pregunta. ¿Qué acciones concretas dieron inicio a la investigación?

Respuesta Valeria Olivetti. Primero se sistematizó la actividad realizada por el DMyTE en estos 35 años, se construyó un conjunto de indicadores para visibilizar, medir y evaluar cualitativamente la tarea, y así poder esbozar criterios que permitan diseñar, desarrollar y ejecutar acciones educativas sistemáticas e integrales con un horizonte de previsibilidad y sustentación a mediana y largo plazo. En 2021 nos encuentra en la etapa final de este proceso.

Es importante señalar que, desde un punto de vista metodológico, se concibe al DMyTE como dispositivo educativo orientado a la población adulta mayor. Esto es, se retoma la noción de dispositivo de Michael Foucault introducida en la década del 70 en su análisis de la Historia de la Sexualidad como posibilidad de visibilizar los procesos, los vaivenes, los desplazamientos entre relaciones de poder y de saber que adquieren la materialidad de prácticas sociales y que construyen subjetividades en contextos socioculturales e históricos determinados, siguiendo también la concepción de los especialistas José Yuni y Claudio Urbano.

De esta forma, en el entramado de todos los años de existencia del DMyTE será posible vislumbrar relaciones de fuerzas móviles, puntos de poder diversos, intencionalidades, apoyos y resistencias suscitadas desde su institucionalización en el marco de la Universidad Nacional de Entre Ríos. También, conocimientos, significados y diálogos en tanto apropiaciones de saber sobre la vejez y el envejecimiento, así como diferentes formas de construir e interpelar al “sujeto de aprendizaje persona mayor”.

En este marco, se reconoce la importancia del rol que cumple la asesora, Doctora Virginia Kummer, no sólo para sistematizar sino también para evaluar el material, en tanto que brinda distintas herramientas y el andamiaje metodológico para pensar las claves que permiten un ordenamiento de criterios, indicadores cuantitativos y cualitativos para evaluar el impacto.

Al mismo tiempo, reflexiona la Directora Novel, “el proyecto nos permite identificar todas las acciones implementadas desde el DMyTE. En la sistematización nos encontramos en el `recordar´ de Eduardo Galeano porque vivimos esos momentos. No estamos leyendo algo que hizo otro, porque en gran parte transitamos esas experiencias. Eso pone en un lugar central el `cómo´ concebimos la investigación. No es un objeto allá a lo lejos, independiente, sino que es en ese ida y vuelta que estamos construyendo saber y conocimiento”.

El equipo de investigación: Lorena Cabrol, María Inés Baigorria, Rosario Montiel, Virginia Kummer y Valeria Olivetti | Fuente: Propia

Pregunta. Y desde este ‘sentipensar’ que plantean como equipo, ¿cómo interpretan las nociones de educación permanente y aprendizaje a lo largo de la vida?

Respuesta Valeria Olivetti. Como señalan Yuni y Urbano, creemos que la educación de personas mayores como práctica social es uno de los principales fenómenos pedagógicos del siglo XX, cuyo principal fundamento educativo, estuvo en la noción de “educación permanente” propuesto por el Informe Faure para la UNESCO (1973). En dicho informe se señalaba la importancia de ampliar la educación y la educación a lo largo de toda la vida, advirtiendo los riesgos de las desigualdades y destacando las características universales de la educación. Ahora bien, pensamos con los autores que en los últimos años ha habido un viraje desde el concepto de educación permanente al de aprendizaje a lo largo de la vida. Dicen: “Pese a su imprecisión y a su debilidad ideológica, la Educación Permanente como utopía política y educativa inspiró el movimiento de la educación de mayores y contribuyó a su reconocimiento como uno de los principales fenómenos pedagógicos del siglo XX.(…) En estas cuatro décadas se produjo un pasaje desde esa noción a la de Aprendizaje a lo largo de la vida, también impulsada y difundida por el mismo organismo internacional”. En este sentido, los autores suponen que la noción de aprendizaje a lo largo de la vida se plantea como un concepto superador del de educación permanente. En principio porque la noción de aprendizaje pone el énfasis en el sujeto, mientras que el de educación pone el énfasis en quienes proveen estos dispositivos. El aprendizaje, como principal capacidad adaptativa de las personas, a lo largo de la vida, busca superar esa perspectiva del aprendizaje lineal y progresivo con énfasis en la niñez y la juventud, para pensar el aprendizaje como posibilidad a cualquier edad y en cualquier contexto, de adaptarse a las transformaciones del mundo contemporáneo, dice Yuni.

Pregunta. ¿Qué “voces” incorporaron en la investigación para ampliar y enriquecer los aportes?

Respuesta Valeria Olivetti. Consideramos fundamental incluir el testimonio y la mirada de estudiantes, docentes y directores-coordinadores del DMyTE, y dada la dependencia de éste a la Secretaría de Extensión, a todos los referentes del área desde 1984 hasta la actualidad. También a integrantes del equipo, y entre ellos, a quien hoy co-coordina el espacio, la profesora Rosario “Charo” Montiel.

Respuesta Rosario Montiel. Desde lo personal, haber sido parte de ese gran acontecer, cambió mi mirada en relación a mi rol docente. Produjo un cambio ideológico en la concepción de la vejez, como una nueva etapa, con búsquedas y objetivos por vivir e indudablemente proponiendo la interlocución a un sujeto diferente. Aprendí en este espacio al que me siento pertenecer desde siempre- a comprender desde la propia práctica que la educación es la herramienta fundamental que permite dignificar e igualar a las personas, posibilitando tomar sus propias decisiones y hacer uso de su libertad.

Recuerdo la visita al DMyTE del creador de la universidad de la tercera edad, el profesor Pierre Vellas. Nos felicitó por el trabajo y la dedicación, y nos habló de la situación de los viejos en el mundo, de su preocupación por la desprotección de la población en esta etapa, de los prejuicios y de la indiferencia de los gobernantes que no tomaban cartas sobre esta realidad y que en el futuro resultaría catastrófico. Y luego le habló a los viejos, a nuestros alumnos/as que escuchaban cada palabra intentando retenerlas para siempre: Deben exigir y defender su derecho a la educación a lo largo de la vida; jubilarse no significa sentarse a esperar la muerte, elegir un aprendizaje que les dé felicidad, estímulos para descubrir algo nuevo debe ser una búsqueda en esta etapa de la vida que están transitando; atender su salud debe ser prioritario y una caminata diaria será suficiente para mantener el cuerpo con buena energía y elasticidad, pero por sobre todo deben tener un proyecto de vida por modesto que sea, una motivación, una actividad social que cumplir. Esto resulta un aumento positivo e importante de la longevidad”.

A lo largo de estos años, hoy transitando mi propia vejez, reconozco que aquellos tiempos dejaron en mí la riqueza incalculable de haber sido partícipe de una transformación social en nuestro medio, donde los viejos fueron, son y somos sus verdaderos/as “protagonistas”, porque la historia continúa.

Rocío Lana

Pregunta. ¿Cuáles son los primeros hallazgos o reflexiones que identificaron durante el proceso de la investigación?

Respuesta Valeria Olivetti. Primero, comprendimos que el DMyTE es un producto histórico y que las redefiniciones de los espacios institucionales corresponden a los procesos históricos en los que los sujetos son actores. El equipo de trabajo siempre contó con la figura de jefe, director o coordinador. En ese proceso, hay desplazamientos concomitantes. Uno que tiene que ver con los saberes y las huellas que éstos dejan en el tránsito de la gestión de cada una de las personas que está al frente de este ámbito y equipo de trabajo, y otro que tiene que ver las distancias que pueden darse entre la dirección y la coordinación. En relación a este último, connotamos que la dirección está moldeada desde un poder de decisión más centralizado y que en la coordinación, al menos en términos formales, ese rol se construye entre, al menos, dos personas. Un primer indicador de este desplazamiento se advierte en el relato de los documentos de las Memorias que se construyen en principio a partir de la primera persona singular, las posteriores en un movimiento pendular entre esta persona y la voz pasiva, y un tercer tramo que pasa entre la voz pasiva y la tercera persona del plural. Por otra parte, una mirada retrospectiva no permitió advertir que las propuestas pedagógicas fueron delineadas también por las gestiones, no tanto en lo que refiere a las temáticas abordadas, pero sí en el sujeto pedagógico al que se interpelaba, y que va de uno más universal y descontextualizado en lo histórico, territorial e institucional a otra en el que se lo convocaba más de lo local y con los matices propios de cada territorialidad.

Respecto a las cuatro gestiones que llevaron adelante las acciones del DMyTE, se destaca que “cada una le impuso una cadencia al hacer política en la tierra pedagógica, institucional y organizacional. Una con un horizonte internacional y nacional; una segunda que no tuvo más tiempo que constituirse como de transición, y una tercera en la que se impuso tiempos y temáticas a partir de la articulación con políticas federales, y un primer avance con lo local y hacia dentro de la facultad. El cuarto momento tiene que ver con el crecimiento hacia el interior de la institución universitaria y con el despliegue de acciones vinculadas a la función docente e investigación”, destaca Lorena Cabrol.

El equipo de investigación entiende que las PUAM interpelan a las personas mayores desde las potencialidades que puede presentar esta etapa de la vida según las trayectorias vitales de las mismas. En ese marco, el concepto de educación a lo largo de la vida resulta estratégico en la dimensión subjetiva y social de este momento del trayecto vital. Más aún si se tiene en cuenta que las personas después de cumplir 60 años tienen en promedio una esperanza de vida de 22 años más.

En la dimensión comunicacional, según expresan las memorias de gestión realizadas entre 1984 y 2019, señalan las investigadoras, se indaga sobre las configuraciones que el dispositivo educativo dio a sus procesos comunicacionales y su relación con los medios porque allí operan prácticas de enunciación de actores, discursos y representaciones sobre los significados y sentidos culturales atribuidos a la vejez, al envejecimiento y a las personas mayores. Por tanto, al posicionamiento gerontológico y pedagógico de la propuesta del DMyTE en tanto política pública. En una primera etapa, de 1984 a 1993, primó el difundir el mensaje, replicar propuestas y el inicio de un discurso propio; de 1994 a 2004, la dinámica se rigió en la búsqueda de construir comunicación y espacios de comunicación desde el DMyTE, y de 2014 a la actualidad el horizonte está puesto en los derechos a la comunicación, los relatos y representaciones de las personas mayores, como también en la construcción de ciudadanía comunicacional.

Asimismo, las profesionales marcan que el DMyTE dispone de algunos mecanismos que se ponen en juego institucionalmente para conocer la opinión del estudiantado en relación a algunos temas que hacen a la gestión. El caso más notable refiere a las encuestas que se llevan a cabo anualmente al final del cursado, para entre otras cosas, conocer cuáles son los intereses respecto de las propuestas. Se trata de un recurso establecido como modo de participación de quienes asisten al DMyTE en el diseño de las propuestas que se ofrecen.

Pregunta. ¿Qué modificaciones tuvieron que hacer en virtud de la pandemia?

Respuesta Valeria Olivetti. Por primera vez en 37 años de existencia, el DMyTE comenzó a usar la plataforma EduVirtual de la Facultad de Ciencias de la Educación. Sin duda, esta acción le otorgó mayor institucionalidad a la propuesta educativa para y con personas mayores que si bien estaba en nuestras planificaciones este escenario pandémico aceleró. Creemos que la virtualidad vino para quedarse, y específicamente para procesos de aprendizaje en los que los protagonistas son las personas mayores. Más allá del confinamiento que impone este contexto, el transitar la vejez muchas veces nos exponía a ciertas limitaciones de movilidad, de disponibilidad para acceder a los lugares donde se daban los cursos presenciales. En cuanto a los cambios entre docentes y estudiantes, creo que todavía los estamos transitando y descubriendo. En principio tienen que ver con la empatía, y en el caso del docente, con trabajar en propuestas que exacerban la claridad y se puedan brindar todos los elementos, lo que a veces en la presencialidad se hace más fácil. Creo que también el acierto tiene que ver con la diversidad de lenguajes, que de una u otra manera interpelan al que esté del otro lado. Eso facilita y reduce la brecha que muchas veces se da entre lo generacional y lo tecnológico.

Rocío Lana

El Departamento en clave de aprendizaje a lo largo de la vida

El equipo de investigación entiende que el DMyTE fue fundante porque los programas universitarios que se crearon posteriormente siguieron sus lineamientos organizacionales, educativos y metodológicos, y desde entonces desarrolla una propuesta política pedagógica que amerita se dimensione su impacto en la comunidad como punto de partida para tensionar la lógica que sostiene esta propuesta educativa no formal destinada a más de 800 personas mayores año tras año.

Asimismo, las profesionales sostienen que el área tiene una inscripción filosófico-educativa basada en los principios de la Educación Permanente y en una concepción “emergente” de criterios de enseñanza-aprendizaje específicos para las personas mayores (Tamer, Petriz y Yuni, 2003; Bernardón de Galli, 2000). La modalidad organizativa predominante fue la de programa universitario para personas mayores como conjunto articulado, sistemático y sistémico de actividades de docencia, investigación y transferencia a la comunidad. En el caso del DMyTE la función de investigación recién se incorporó en 2019.

Por otra parte, aclaran las investigadoras, los programas universitarios poseen diferentes énfasis en su nominación y por motivos legales no pueden adoptar el nombre de Universidades de Mayores o Universidades de la Tercera Edad. Respecto al DMyTE, su nombre connota la estructuración organizacional propia de las unidades académicas al nominarse departamento, lo que adquiere un carácter más estable y estructural que el de programa que puede interpretarse como algo más circunscripto a un plazo de tiempo y con un fin condicionado por este.

Además, los llamados programas universitarios para personas mayores suelen dar prioridad al carácter universitario de las actividades educativas, diferenciándolas de otras acciones de carácter recreativo, de animación socio-cultural y de alfabetización. Justamente, ese carácter universitario se define por el perfil científico de la selección curricular y académico de profesoras/es, aunque esto en el DMyTE, con el correr del tiempo, fue redefiniéndose en función de los intereses del alumnado, referentes y profesionales con recorrido y reconocimiento en las disciplinas y áreas de interés y el perfil político pedagógico de la gestión, además del énfasis en la transmisión de contenidos de calidad y fundamentados. 

El carácter educativo definió desde un principio al DMyTE, subordinando así los objetivos de socialización, integración social y participación que aparecen enunciados en la mayor parte de los objetivos institucionales. De hecho, en las primeras memorias en el año 1984, los objetivos institucionales dan cuenta de cómo una organización vinculada a la educación puede tener impacto en las diferentes dimensiones de la vida de las personas que la transitan. Esta perspectiva, vale destacar, se erigió en un contexto donde aún muchos de los documentos y declaraciones que proclaman la importancia y efectos de dispositivos educativos orientados a personas mayores, no habían sido aún postulados. Así, si bien la propuesta del DMyTE está orientada específicamente a la educación no formal universitaria para personas mayores, podemos ver que en algunos de sus objetivos se apunta a propiciar un tránsito saludable por esta etapa del curso de vida. 

De acuerdo a lo documentado en las Memorias del Departamento, se registraron 175 inscripciones en el año de su creación; en 1994 se superó las 600 inscripciones y en 2014 se contabilizaron alrededor de 800. Dos años más tarde se incrementaron a 1000.

Por las aulas del DMyTE circulan anualmente unas 600 personas que participan en más de un curso y/o taller, en 2019 se registraron más de 900 inscripciones en las más de 70 propuestas.

Asimismo, se advierte que desde sus inicios los PUAM no recibieron ningún tipo de aporte proveniente del presupuesto de sus universidades, ni tampoco dispusieron de asignaciones permanentes de fondos provenientes del gobierno central o de las provincias. Esto llevó a la búsqueda de posibles clientes y consumidores/as de los servicios educativos que ofertaba a la comunidad. Entre esos grupos de potenciales se encontraban las personas mayores. “En ese sentido, y en el marco de un contexto apremiado por necesidades, muchas veces se obstaculiza un debate reflexivo sobre los alcances de concebir a la educación como un derecho y un bien social, y se replican dinámicas que naturalizan lo mercantil dentro de lo público. Además de correr el riesgo de circunscribir la educación como derecho y bien social al que pueden acceder las personas mayores el destinar las instalaciones y los cargos docentes”, resalta Olivetti.

Rocío Lana

Virgina Kummer: Profesora y Lic. en Ciencias de la Educación, Doctora en Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER).

Rosario Montiel: Docente y coordinadora del Departamento de la Mediana y Tercera Edad (FCEDU – UNER), y actriz, directora teatral y vice directora a cargo de la Escuela de Música, Danza y Teatro “Profesor Constancio Carminio” (Universidad Autónoma de Entre Ríos).

Lorena Cabrol: Lic. en Comunicación Social con mención en Procesos Culturales. (FCEDU- UNER). Docente en el Taller de Diseño y Gestión de Proyectos Culturales de la Tecnicatura en Gestión Cultural de la FCEDU-UNER. Docente del Taller de Radioteatro del DMyTE. Comunicadora institucional en el Programa Sumar Entre Ríos.

María Baigorria: Lic. en Psicología. Psicóloga del Servicio de Salud Mental del Hospital Geriátrico Dr. Pascual Palma. Docente de la Tecnicatura Universitaria en Psicogerontología (UADER). Miembro del Equipo de Gestión del Departamento de la Mediana y Tercera Edad (FCEDU – UNER). Actualmente realizando TIF de la Especialización en Intervención y Gestión Gerontológica (UNTREF)

Valeria Olivetti: Lic. en Comunicación Social, Especialista en Gerontología Comunitaria e Institucional, Doctoranda en Investigación Gerontológica. Actualmente es coordinadora del Departamento de la Mediana y Tercera Edad (FCEDU – UNER) y Directora Novel del proyecto.

*Nota publicada en el Boletín 23, «Las personas adultas mayores y el aprendizaje a lo largo de la vida» del Programa Iberoamericano de Cooperación sobre la Situación de las Personas Adultas Mayores.