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Las demandas de atención diaria pueden hacer que las personas que cuidan se sientan cansadas y estresadas, lo que propicia el sentimiento de aislamiento. Además, puede ser un desafío para ellas aceptar y procesar el hecho de que su familiar con demencia ya no es la misma persona que antes. Como resultado, las personas cuidadoras pueden sentirse solas y ser incapaces de expresar sus sentimientos o preocupaciones.

En un nuevo artículo del blog del CREA, la psicóloga Mercedes Torrecilla ofrece una serie de recomendaciones para evitar este sentimiento de soledad. Así, solicitar el apoyo de familiares, acudir a grupos de ayuda mutua o dedicar tiempo para actividades de ocio como el ejercicio o la relajación, son algunas de las claves que pueden evitar el síndrome del cuidador quemado.

Soledad de la persona cuidadora

Autora: Mercedes Torrecilla | Psicóloga

En la actualidad, muchas personas se enfrentan a la soledad, pero nos vamos a centrar en aquellas que cuidan a personas con demencia. Lidiar con una variedad de dificultades emocionales, físicas y financieras mientras se cuida a los seres queridos con demencia puede hacer que la soledad se acentúe aún más.

Las demandas de atención diarias pueden hacer que las personas que cuidan se sientan cansadas y estresadas, lo que propicia el sentimiento de aislamiento. Además, puede ser un desafío para ellas aceptar y procesar el hecho de que su familiar con demencia ya no es la misma persona que antes. Como resultado, los cuidadores pueden sentirse solos y ser incapaces de expresar sus sentimientos o preocupaciones.

Los familiares que cuidan a personas con demencia pueden no tener tiempo para ellos mismos. Las tareas diarias de cuidado pueden consumir todo el tiempo y la energía de un cuidador, dejándolo sin tiempo para sus propias necesidades y deseos. Esto puede acrecentar la soledad cuando la persona que cuida se ve obligada a suspender actividades y relaciones importantes.

Del mismo modo, la soledad puede tener efectos perjudiciales en la salud de la persona que cuida como depresión, ansiedad, aislamiento social y agotamiento emocional; lo cual es posible que impacte en la calidad de la atención a la persona con demencia.

Para disminuir la soledad, los amigos y familiares de los cuidadores tienen una gran labor. Estos pueden relevar a la persona que cuida durante unas horas para que se pueda tomar un descanso, o simplemente estar allí para escucharles y ofrecerles apoyo cuando sea necesario.

Otro punto importante es el autocuidado. Por ejemplo, hacer una programación de tiempo para actividades de ocio como el ejercicio o la relajación. Saber cuidar de uno mismo no es egoísta sino necesario para conservar su salud física y mental y poder brindar un cuidado efectivo a largo plazo. Además, se puede acudir a los grupos de ayuda mutua. En estos se puede encontrar un entorno seguro donde los miembros pueden hablar sobre sus sentimientos, experiencias y preocupaciones con otras personas con las que pueden identificarse.

En conclusión, la soledad es un problema común para muchos cuidadores de pacientes con demencia. Se debe reconocer la gravedad de este problema y es necesaria la colaboración de todos para disminuir la soledad del cuidador. Es crucial que los cuidadores sepan que existen recursos y servicios de apoyo para gestionar estas emociones.

Fuente: blogcrea.imserso.es