La efeméride fue establecida en 1950 por la Organización Mundial de la Salud (OMS) con el fin de crear conciencia sobre las políticas sanitarias y los múltiples temas que afectan el bienestar de las personas y promover el derecho a una vida saludable.

7 de abril, Día Mundial de la Salud. Ilustración: Rocío Lana

La salud, advierte el mencionado organismo, no es sólo la ausencia de enfermedad sino que implica un estado de bienestar físico, mental y social óptimo, con acceso a servicios de salud adecuados, apoyo emocional y mecanismos de prevención de enfermedades.

En este marco, el Programa Iberoamericano de Cooperación sobre la Situación de las Personas Mayores (PICSPAM) invita a considerar la salud integral de las personas mayores, un segmento creciente de la población que merece atención y cuidados específicos para garantizar un envejecimiento activo, saludable y digno.

En este Día Mundial de la Salud, es imperativo reconocer la importancia de implementar políticas y programas que aborden las necesidades específicas de las personas mayores. Esto incluye fortalecer los sistemas de atención primaria para ofrecer controles integrales, promover estilos de vida saludables a lo largo de la vida, garantizar el acceso a los cuidados a largo plazo y fomentar entornos sociales inclusivos que combatan el aislamiento y la soledad.

La inversión en la salud de las personas mayores no sólo es un imperativo ético y de justicia social, sino también una estrategia inteligente para el desarrollo sostenible. Un envejecimiento saludable contribuye a reducir la carga sobre los sistemas de salud y a promover una sociedad para todas las edades. Asimismo, no resulta menor promover la conciencia, la acción y la solidaridad intergeneracional para construir un futuro donde la vejez sea una etapa de oportunidades y bienestar.