Uno de los desafíos que tuvo la iniciativa del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (MIDIS) fue incorporar al Programa a personas de los 55 pueblos indígenas que viven en condiciones de extrema vulnerabilidad.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) sobre “Evolución de la Pobreza Monetaria”, en 2018, el 20,5% de la población peruana se encontraba en situación de pobreza[1], en tanto que la indigencia afectó al 2,8%. Asimismo, las cifras evidenciaron que las zonas rurales suelen ser más vulnerables que los sectores urbanos, se identificó el 42,1% de personas pobres en la ruralidad, frente al 14,4% en las ciudades. Otra característica destacada del informe manifestó que la mayoría de las mujeres, 51,4%, son más pobres que los varones, 48,6%.
En relación a los grupos de edad se identificó que, del total de la población pobre, el 11,9% eran personas adultas mayores. Un informe realizado por la Defensoría del Pueblo en agosto de 2019, “Envejecer en el Perú: Hacia el fortalecimiento de las políticas para personas adultas mayores”, aportó otros datos contundentes:
- En zonas urbanas el 68,3% de las mujeres y el 42,1% de varones no están afiliados a ningún sistema de pensiones. En el caso de las zonas rurales, la cifra es significativamente más alta: 96,6% en el caso de las mujeres y 87% en varones.
- Los trabajos no remunerados están a cargo mayoritariamente de las mujeres adultas mayores rurales (38,8%). Casi el 64% de ellas no sabe leer ni escribir, el 88% de las adultas mayores no completó la primaria y actualmente no asiste a un centro de educación básica o superior.
- El 28,02% de los varones y el 29,63% de las mujeres mayores rurales viven en situación de pobreza a pesar de tener un trabajo remunerado.
Si bien los datos del INEI reflejaron una reducción de los índices de pobreza y de la pobreza extrema o indigencia -a ritmos muy leves-, la lucha contra la desigualdad continúa siendo un desafío central para Perú. En este contexto, el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (MIDIS) lleva adelante el Programa Nacional de Asistencia Solidaria Pensión 65, que tiene como objetivo contribuir al bienestar de las personas de 65 años y más que viven en pobreza extrema y que no gozan de una pensión de jubilación de alguno de los dos sistemas previsionales (público o privado), a través de una subvención económica de 250 soles (alrededor de US$ 75) otorgada de manera bimestral.
Pensión 65 fue creado en octubre de 2011 yse enmarca en un modelo de inclusión social ejecutado mediante el trabajo coordinado con otros sectores públicos, gobiernos regionales y locales, empresas privadas y sociedad civil. Por ejemplo, en articulación con el Ministerio de Salud, brinda el Seguro Integral de Salud (SIS) mediante el cual la población afiliada al Programa recibe servicios de salud pública sin costo alguno, y puede acceder a medicamentos, hospitalizaciones, rehabilitación y a otros servicios preventivos.
En sus inicios, la política del MIDIS fue pensada como un programa de transferencia económica. Posteriormente, incorporó acciones orientadas a integrar a las personas mayores al desarrollo social, económico y cultural. Bajo esa concepción, se creó “Saberes Productivos”, una propuesta que tiene como fin revalorizar la vejez como portadora de conocimientos y prácticas ancestrales, y que los saberes recuperados -artesanía, medicina tradicional, saberes orales, entre otros-, sean convertidos en activos para favorecer el desarrollo de la economía local.
Uno de los desafíos más destacados de Pensión 65 fue incorporar al programa a personas de los 55 pueblos indígenas que viven en condiciones de extrema vulnerabilidad. En el periodo mayo-junio 2019, se atendió a 11.922 personas mayores en1856 Centros Poblados Amazónicos. En el marco de la lucha contra la pobreza, vale reconocer que el Programa logró que un total de 561.449 personas mayores tengan acceso a la subvención económica y que 116.000 personas mayores salgan de la pobreza extrema. Resta mucho por hacer, y en ese camino, en 2020 deberán continuar las acciones para incrementar la cobertura, mejorar los servicios y reducir la brecha de desigualdad etaria, territorial y de género.
*Nota publicada en el Boletín 20, «Las personas mayores en el ámbito rural» del Programa Iberoamericano de Cooperación sobre la Situación de las Personas Adultas Mayores.
[1] Para medir la pobreza monetaria se consideró al gasto como indicador de bienestar, el cual fue valorizada para el año 2018 en 344 soles por persona. Las personas cuyo gasto per cápita es menor a este monto fueron considerados pobres.