“Hoy sabemos que no es lo mismo envejecer siendo mujer, varón o integrante de la comunidad LGBTI+”, sostiene María de la Luz Martínez Maldonado, profesora e investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y especialista en educación y envejecimiento.

María de la Luz Martínez Maldonado | Fuente: Propia

Pregunta. ¿Cuáles son las principales diferencias conceptuales entre educación continua y aprendizaje a lo largo de la vida?

Respuesta. El concepto moderno de Educación Continua (EC) comienza su desarrollo a principios del siglo XX. Después de la Segunda Guerra Mundial la EC cobró relevancia, dada la necesidad de contar con trabajadores especializados. En 1949 se realizó la Primera Conferencia Internacional de Educación de Adultos en la que se analizaron los problemas que en el tema de educación enfrentaban las personas mayores de 15 años y las acciones se enfocaron a impulsar su formación y capacitación para mejorar la situación laboral. En 1965 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) adopta el principio de educación permanente y dispone que las Instituciones de Educación Superior (IES) no sólo se dediquen a la educación tradicional, sino que también den atención a las necesidades educativas de la comunidad.

En 1998 la UNESCO consideró que las IES deberían promover la educación continua a lo largo de la vida en todas sus etapas, en virtud de que los conocimientos se generan de forma vertiginosa y la actualización de los saberes es prioritaria. Sin embargo, la falta de acceso a la educación y a las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) provoca brechas entre comunidades y personas: aquellas que quedan al margen de la educación y del flujo de la información, se ven sumidas en una forma de ignorancia que difícilmente les permite acceder a estándares de desarrollo personal, laboral o profesional, como es el caso, de una gran porcentaje, de las personas mayores.

Por lo que respecta al concepto de aprendizaje a lo largo de la vida (ALV), de acuerdo con la UNESCO “reposa en la integración del aprendizaje y la vida, lo que comprende actividades de aprendizaje para personas de todas las edades (niños, jóvenes, adultos y ancianos, niñas y niños, mujeres y varones), en todos los contextos de la vida (familia, escuela, comunidad, lugar de trabajo, etc.) y mediante diversas modalidades (educación formal, no formal e informal), que en conjunto responden a una amplia gama de necesidades y exigencias relativas al aprendizaje”.

En principio, este concepto, no parte del término educación, sino del aprendizaje, ello marca una diferencia esencial, pues desde mi perspectiva, al nombrar aprendizaje incluye a la persona, además, habla del binomio aprendizaje/vida, lo que hace referencia al espacio amplio en el que nos desarrollamos como personas. Este concepto permite incluir todos aquellos saberes que en ámbitos escolarizados no son reconocidos, no son cultivados y que a lo largo de la vida, son los que nos permiten construirnos como personas, ciudadanas/os y como comunidad. Asimismo, reconoce las diferentes formas de formas de acercarse al aprendizaje.

Por lo antes expuesto, la EC, desde mi perspectiva, se vincula más a la educación formal, a una educación escolarizada, que si bien, incluye las necesidades de la comunidad, esta se orienta mucho más a la actualización y profesionalización de las personas. Si bien, hay experiencias de inclusión de personas mayores en actividades de EC, a ellas sólo pueden acceder un número reducido de personas que, por su condición social o económica les permite incorporarse. Por lo contrario, en el ALV la diversidad de formas, si realmente se requiere poner en práctica esta herramienta, permitirá la integración de personas con diferentes condiciones sociales y económicas, debido a que los programas pueden llegar a los lugares en donde se encuentran quienes aprenden. A través de diferentes metodologías de educación no formal de adultos y metodologías participativas se trabaja en los diagnósticos de las necesidades e intereses de las personas, asimismo, es posible la recuperación de los saberes de las comunidades de tal forma que haya un reconocimiento de su cultura, de sus tradiciones para que de esta forma el aprendizaje sea significativo para ellos y realmente tenga aplicabilidad en su contextos.

 

Pregunta. ¿Por qué es relevante analizar e investigar sobre el vínculo envejecimiento y educación/aprendizaje?

Respuesta. Para responder esta pregunta, es fundamental mencionar, en primer lugar, la situación del envejecimiento a nivel mundial. De acuerdo con los datos presentados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el documento ‘Década del Envejecimiento Saludable’, se espera que para el 2030 la cifra de personas de 60 años o más habrá aumentado en un 34%, de 1000 millones en 2019 a 1400 millones. Para 2050, la población mundial de personas mayores será más del doble y alcanzará los 2100 millones. Este escenario nos invita a proponer estrategias y acciones para atender las necesidades de este grupo poblacional. Una herramienta fundamental para afrontar las demandas de las personas mayores es la educación y el aprendizaje. La propia UNESCO, ha señalado que es una herramienta de transformación y que “la educación de la humanidad para la justicia, la libertad y la paz son indispensables a la dignidad del hombre y constituyen un deber sagrado que todas las naciones han de cumplir con un espíritu de responsabilidad y de ayuda mutua”.

El planteamiento de la UNESCO sostiene una postura de la educación que la convierte en una herramienta fundamental para afrontar las necesidades de las personas que envejecen, pues la idea es que los procesos educativos y de aprendizaje contribuyan a potenciar la libertad, la autonomía y la independencia para vivir con dignidad a lo largo de toda la vida. Ante estos dos elementos, la investigación retoma un papel fundamental, pues habrá que indagar sobre los procesos educativos que favorecen la inclusión, desarrollo, bienestar, salud entre otros elementos, de las personas mayores. El fin último de los procesos educativos es potenciar las capacidades de este grupo etario, para que las apliquen en su vida cotidiana y propicien el desarrollo de su comunidades.

Seremos muchas personas mayores, viviremos más, por lo tanto habrá que investigar sobre los procesos educativos mediante los cuales estemos integradas a la sociedad actual, en donde se reconozcan nuestros saberes, conocimientos, deseos, necesidades, anhelos y potencialidades y abrir escenarios en donde permanezcamos participando en y con la sociedad. Para lograr lo anterior, es fundamental que quienes hacemos investigación en el campo del envejecimiento, de manera constante nos hagamos los siguientes cuestionamientos: ¿qué investigación queremos hacer?, ¿para qué se hace la investigación?, ¿qué diferencia hará?, ¿quién desarrolla el proceso investigativo?, ¿qué aportará la investigación?, ¿quién se beneficia? Este ejercicio permitirá que las investigaciones se orienten a analizar los vínculos entre envejecimiento y educación y, contribuyan por un lado, a comprender y explicar la influencia de estos procesos en las formas de envejecer, pero también abonar en la solución de las necesidades que las personas mayores están requiriendo actualmente.

 

Pregunta. En este compromiso con la investigación, ¿por qué es importante el estudio diferencial desde la perspectiva de género?

Respuesta. El envejecimiento en sí mismo es diferencial, aunque muchas investigaciones en el tema lo homogenizan. Hoy en día, afortunadamente la perspectiva de género nos abre un continente para poder entender las diferentes formas de envejecer que llevan a la construcción de diferentes vejeces. Los aportes de los estudios de género han permitido comprender cómo esta categoría, en conjunto con otras, construyen las vejeces. Hoy sabemos que no es lo mismo envejecer siendo mujer, hombre o  como parte de la comunidad LGBTI+. Como sabemos las mujeres vivimos más, esto en todo el mundo, pero ¿cómo envejecemos? ¿en qué condiciones? Si las mujeres históricamente hemos estado bajo el yugo del patriarcado, lo cual nos ha posicionado en situación de desventaja en la sociedad y al envejecer esta situación se agudiza, aún más. En cuanto a los varones, los roles sociales establecidos, marcaron los papeles específicos a ellos, sin embargo, durante la vejez estos se pierden pues dejan de ser proveedores y pasan a ser “jubilados”. Lo anterior, mina su autoconcepto y autoestima. Por lo que respecta a las personas mayores de la comunidad LGBTI+, su lucha es mucho mayor, pues a lo largo de su vida han sufrido la discriminación, el estigma y al llegar a la vejez esta situación se agudiza.

Por todo lo anterior, quienes trabajemos en envejecimiento y pretendamos que quienes viven las vejeces sean más autónomos y libres de discriminación, necesariamente tendríamos que tomar en cuenta los aportes de la perspectiva de género para investigar, intervenir y generar programas para la diversidad de vejeces.

A través del ALV se puede promover procesos, a partir de los cuales, se cuestionen  los estereotipos y roles que se producen en torno a los géneros que establecen expectativas y exigencias, tanto sociales como subjetivas y determinan las capacidades de las personas y sus prácticas en la vida cotidiana. Trabajar para el desarrollo de las capacidades humanas durante la vejez, para lograr autonomía, libertad y bienestar personal sin distinción de géneros. Hay que incorporar a nuestras mentes, que el mundo es cambiante y que quienes vivimos en él, podemos modificar y cambiar lo establecido por la sociedad a través de procesos educativos. Obviamente, sin perder de vista, que para el logro de lo anterior, es necesario establecer oportunidades reales y recursos adecuados.

 

SEREMOS MUCHAS PERSONAS MAYORES, VIVIREMOS MÁS, POR LO TANTO HABRÁ QUE INVESTIGAR SOBRE LOS PROCESOS EDUCATIVOS MEDIANTE LOS CUALES ESTEMOS INTEGRADAS A LA SOCIEDAD ACTUAL, EN DONDE SE RECONOZCAN NUESTROS SABERES, CONOCIMIENTOS, DESEOS, NECESIDADES, ANHELOS Y POTENCIALIDADES Y ABRIR ESCENARIOS EN DONDE PERMANEZCAMOS PARTICIPANDO EN Y CON LA SOCIEDAD

 

Pregunta. ¿Hay alguna investigación en México que puedas referirnos y que indague la relación entre las personas mayores y el ALV?

Respuesta. Comentaré investigaciones en las que he participado. La primera está vinculada con la EC y fue el desarrollo del Curso Universitario de Envejecimiento Activo para Adultos Mayores. Este curso se impartió en las instalaciones de una IES, fueron seis  generaciones de personas mayores en su mayoría mujeres. Con esta investigación se pudo constatar que hay una mejoría de las condiciones de salud física, cognitiva y emocional de las personas. Los resultados mostraron que hay un impacto positivo en la calidad de vida de las personas, se sienten más seguras, independientes y autónomas. Mejoran sus relaciones sociales y fortalecen sus redes de apoyo social. Se desarrolla un proceso de empoderamiento, evidenciado en su percepción de valía como individuo, en la responsabilidad y autonomía sobre el control de su vida. Lo anterior se refleja en una percepción de logro, de pertenencia e identidad.

En general sostengo que los resultados son muy positivos durante el desarrollo del programa. Sin embargo, al hacer un seguimiento a uno y dos años, el 80% de los participantes no continúa aplicando los conocimientos adquiridos y sólo el 20% mantiene la continuación de procesos educativos (uso de TIC, círculos de lectura, profesionalización en Tai Chi y algunos, desarrollan proyectos productivos). Es importante mencionar, que no todos las personas pueden acceder a un curso en una IES.

Otra experiencia relevante fue la investigación que se desarrolló en el Estado de Hidalgo, (México) directamente en comunidades de personas mayores cuyo objetivo fue la Formación de Promotores para el Desarrollo Integral Gerontológico. Este proyecto duró tres años, incluyó la generación de un libro, la impartición de talleres formativos, evaluación y seguimiento. Los resultados mostraron que las prácticas enmarcadas en el enfoque del Envejecimiento Activo, homogenizan las visiones y los cuerpos de las personas y ejercen control sobre ellas. Pero también se encontró que las personas oponen resistencia al control y al poder que las instituciones imponen. Se encontró que algunas personas, a partir de estos procesos educativos, buscan reposicionarse en la sociedad para tener o recuperar la visibilidad. Por lo que la solidaridad y la colectividad son elementos que los impulsan a trabajar con otros viejos/as y a buscar el desarrollo de sus capacidades humanas.

Finalmente, durante el último año, estoy dirigiendo una investigación, que por motivo de la pandemia, hemos tenido que redireccionar para no poner en riesgo a nadie. En este momento, y con la finalidad de subsanar la brecha digital, se ha creado un sitio web en el que profesores/as y estudiantes están construyendo espacios virtuales accesibles para que las personas mayores tomen actividades que les permitan permanecer integradas en la sociedad a través de las tecnologías. A partir de un diagnóstico de  necesidades llevado a cabo a través de las redes sociales, se están diseñando actividades virtuales que se implementarán a través de computadoras o celulares como: cajero automático, TIC, ‘Construyendo un Plan de vida’, ‘Autoestima’, ‘El autocuidado en la pandemia’.

Sabemos que será difícil llegar a todas las personas, pero consideramos que es fundamental ofrecer alternativas que posteriormente pueden ser diseminadas por la misma comunidad. En la situación en la que estamos inmersos es fundamental establecer estrategias educativas que posibiliten a las personas acercarse a los aprendizajes que puedan ser útiles para la vida, para mejorar su autoestima, su autoconcepto, permitan mantener o ampliar sus redes de apoyo social o puedan constituirse en una herramienta para favorecer la participación social y con ello, el fortalecimiento de la ciudadanía.

 

Pregunta. Estas acciones son una forma de luchar contra el viejismo tan explícito durante la pandemia. ¿Qué impacto tiene el viejismo en el marco del aprendizaje?  

Respuesta. El viejismo es un fenómeno que permea las percepciones que se tienen de la vejez, de otros hacia las personas ‘viejas’ y de ellas hacia sí mismas. Este fenómeno afecta de manera profunda a las personas en su autoconcepto, en su autoestima, lo que repercute de manera directa en sus prácticas. Ello tiene un impacto muy fuerte en el marco del aprendizaje, ya que hay mitos y prejuicios muy ligados a la relación del viejo con el aprendizaje: “Las personas mayores ya no aprenden, “todas las personas mayores olvidan las cosas, “todas las personas mayores tienen Alzheimer”, ”para que vas a un curso si ya estás muy viejo, “los viejos están pasados de moda y ya no se aprende nada de ellos”, entre muchas otras frases que escuchamos.

El viejismo es un problema social muy grave, ya que se manifiesta en distintas direcciones y tiene muchas formas de expresión; de otros grupos sociales hacia las personas se expresa a través de burlas, rechazo, inferiorización y cosificación (son tratados como objetos), maltrato, violencia e invisibilización; de las personas envejecidas a otras de la misma edad a través de la crítica; de las personas envejecidas hacia sí mismas a través de la negación, autocompasión; y el viejismo institucional que se expresa a través de la homogeneización, del trato diferenciado, con programas inequitativos y cuando se invisibiliza a través del uso de  lenguaje excluyente.

De ahí la importancia del ALV porque se pueden desarrollar programas que cuestionen el viejismo y que permita el reconocimiento de que ser mayor de 60 años no significa perder derechos o dejar de formar parte de la sociedad. Porque en el caso específico de la educación y del aprendizaje, el viejismo representa un obstáculo muy importante que como sociedad debemos combatir. Hoy en día encontramos personas y familias que desmotivan a las personas envejecidas a seguir aprendiendo o que, incluso, en algunos ambientes impiden su participación en procesos educativos. En el trabajo en campo, hemos detectado personas envejecidas que ocultan sus libros y cuadernos de trabajo de los cursos de INEA ante las burlas y críticas de las personas que les rodean.

 

SI LAS MUJERES HISTÓRICAMENTE HEMOS ESTADO BAJO EL YUGO DEL PATRIARCADO, LO CUAL NOS HA POSICIONADO EN SITUACIÓN DE DESVENTAJA EN LA SOCIEDAD Y AL ENVEJECER ESTA SITUACIÓN SE AGUDIZA, AÚN MÁS. EN CUANTO A LOS VARONES, LOS ROLES SOCIALES ESTABLECIDOS, MARCARON LOS PAPELES ESPECÍFICOS A ELLOS, SIN EMBARGO, DURANTE LA VEJEZ ESTOS SE PIERDEN PUES DEJAN DE SER PROVEEDORES Y PASAN A SER ‘JUBILADOS’. LO ANTERIOR, MINA SU AUTOCONCEPTO Y AUTOESTIMA. POR LO QUE RESPECTA A LAS PERSONAS MAYORES DE LA COMUNIDAD LGBTI+, SU LUCHA ES MUCHO MAYOR, PUES A LO LARGO DE SU VIDA HAN SUFRIDO LA DISCRIMINACIÓN, EL ESTIGMA Y AL LLEGAR A LA VEJEZ ESTA SITUACIÓN SE AGUDIZA

 

Pregunta. Claramente esas críticas limitan el desarrollo de las personas mayores. La pandemia también nos ha impuesto límites para ese fin, ¿cuáles son los desafíos más notables que imprime este contexto en las acciones vinculadas al aprendizaje/educación de las personas mayores? ¿Qué estilos de aprendizaje deberían estimularse o favorecerse?

Respuesta. El contexto pandémico nos coloca en una situación mucho más compleja de la que ya vivían las personas mayores. Los desafíos se han acentuado. Estamos frente a un entorno que ha hecho mucho más evidente el viejismo, la discriminación, el rezago educativo, la brecha digital y tecnológica que está afectando, hoy más que nunca, a las personas mayores, dada la diversidad de vejeces. Si antes de la pandemia, las acciones educativas eran difíciles, ahora son mucho más. La pobreza, la desigualdad, la brecha digital, el rezago educativo presente en en este grupo dificultaba llevar a cabo acciones. En el contexto de pandemia, deja afuera a muchas personas más.

Los desafíos: reconocer la diversidad de vejeces, tomar el marco de  la perspectiva de los derechos humanos y la perspectiva de género. Ambos son lentes, sin los cuales, no es posible llevar a cabo acciones en la actualidad. Con esas herramientas, construir propuestas que lleguen a todos los lugares en donde se encuentren las personas mayores. La construcción de estos procesos se desarrollan a través de metodologías participativas que pongan a la luz las necesidades de las personas. Contemplar e incluir la cultura de las comunidades y las posibilidades para llevarlas a cabo. Considero que si se toman en cuenta estos elementos, el aprendizaje fluirá, puesto que se toman en cuenta las motivaciones y necesidades de las personas.

Con respecto a los estilos de aprendizaje, sostengo que no cambian a lo largo de la vida, lo que sí cambia son los tiempos para lograr los objetivos de una tarea. El Dr. Miguel Ángel Villa, en estudios recientes de la neurociencia cognitiva del envejecimiento, ha encontrado que durante el envejecimiento hay formación de nuevas redes corticales. En general para que las personas mayores puedan realizar con éxito tareas requieren activar una red cortical más amplia que la de los/as jóvenes y lograr los mismos resultados, tal vez en mayor tiempo. Esto es lo tenemos que tener en cuenta quienes estamos a cargo de desarrollar acciones educativas.

María de la Luz Martínez Maldonado, es licenciada en Psicología por la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza (FESZ) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Cuenta con estudios de maestría en Psicología con Orientación en Educación Especial por la FESZ y estudios de doctorado en Ciencias en Salud Colectiva por la Universidad Autónoma Metropolitana. Actualmente, se desempeña como profesora en la Licenciatura en Desarrollo Comunitario para el Envejecimiento. Ha sido responsable y colaboradora de diversos proyectos de investigación sobre envejecimiento y educación. Es miembro de la Unidad de Investigación en Gerontología de la FES Zaragoza de la UNAM y responsable de la línea de investigación Educación para el Desarrollo Integral Gerontológico, y de la Red Iberoamericana de Investigación Interdisciplinar en Envejecimiento y Sociedad (RIIIES).

 

*Entrevista publicada en el Boletín 23, «Las personas mayores y el aprendizaje a lo largo de la vida» del Programa Iberoamericano de Cooperación sobre la Situación de las Personas Adultas Mayores.