La Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) colabora con diferentes Ministerios de Educación y organizaciones en la implementación de proyectos y programas relacionados con el acceso a espacios educativos formales y no formales de las personas mayores velando porque no haya sesgos de edad, género y origen.
Con más de 70 años de vida, la OEI es el mayor organismo de cooperación multilateral entre países iberoamericanos. Trabaja directamente con los Gobiernos de los 23 países miembros, respondiendo a sus prioridades y fortaleciendo sus políticas públicas a través de diversos programas y proyectos que se articulan a partir de cinco áreas principales que componen sus ejes estratégicos de actuación: educación, ciencia, cultura, lenguas y derechos humanos.
En el ámbito de la educación se identifican dos ejes temáticos con mayor protagonismo: (1) trabajar a favor de una educación inclusiva y equitativa, cuyo objetivo es que nadie se quede atrás por falta de condiciones o medios, y (2) la educación digital, como una forma de acceder a un tipo de enseñanza y aprendizaje que facilita y mejora los modelos y experiencias de toda la comunidad educativa. Para abordarlos, tienen proyectos desde el nivel infantil hasta el nivel superior, pasando por programas del ciclo de formación técnico profesional y de alfabetización para adultas y adultos de la región.
En un documento realizado exclusivamente para este Boletín, a través del intercambio con la Dra. Tamara Díaz Fouz, abordamos las acciones que el organismo están llevando adelante en relación al «aprendizaje a lo largo de la vida de las personas adultas mayores»
La alfabetización: un componente clave para que “nadie se quede atrás”
La universalización de la alfabetización es uno de los retos pendientes más importantes en Iberoamérica. La superación del analfabetismo no supone solamente que las personas tengan la capacidad de comprender un texto y de escribirlo, actualmente es también necesario superar el analfabetismo digital y cívico para alcanzar una integración y bienestar social satisfactorio.
Para la OEI la alfabetización en la región ha sido una constante en las más de siete décadas de su existencia. “La forma de abordarla y llevar a cabo proyectos ha ido evolucionando a lo largo de los años, adaptándose a la realidad de los países, los cambios sociales, económicos y demográficos y a los mandatos encomendados por los Jefes de Estado y de Gobierno”, señalan desde la Organización.
En la Primera Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno (México 1991) se aprobó un primer Programa Iberoamericano de Alfabetización y Educación Básica de Personas Adultas (PAEBA) para llevarse a cabo en El Salvador en el marco del proceso de paz que vivió este país, programa que se encomendó a la OEI y se convirtió, gracias a su éxito, en un importante referente regional: tuvo más de 120 réplicas en diferentes países de la región y gracias a él se alfabetizaron y adquirieron una educación básica más de 2.300 millones de varones y mujeres.
Durante la XVII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno (Chile 2007), cuyo lema era “Cohesión social y políticas sociales para alcanzar sociedades más inclusivas en Iberoamérica”, se encomienda a la OEI la puesta en marcha de un Programa Iberoamericano de Alfabetización (PIA), que evolucionaría en 2015 hacia el Plan Iberoamericano de Alfabetización y Aprendizaje a lo Largo de la Vida, PIALV (2015-2021), programa que de manera progresiva ha ido orientándose a colectivos específicos, tales como las comunidades indígenas y personas adultas mayores, así como a las nuevas alfabetizaciones.
Respecto a las acciones destinadas particularmente a la población adulta mayor, la OEI reconoce que “es importante valorar su experiencia, considerar sus propias prioridades y que sean ellos/as quienes decidan los contenidos, tipos y modalidades de educación, lo cual les brinda la oportunidad de mejorar su autoestima y expectativas de desarrollo”. Además, este Organismo enfatiza sobre la necesidad de este colectivo de estar más informados/as y actualizados/as sobre los cambios que se producen en sus entornos, actualmente vinculados mayormente con la introducción de la tecnología y la realización de gestiones a través de medios
digitales, lo que “contribuye a disminuir la vulnerabilidad de un grupo poblacional en el que un alto porcentaje de personas, más en el caso de las mujeres, tiene un nivel inferior de educación formal y un mayor nivel de analfabetismo funcional, lo que dificulta acceder a la información y los servicios. También permite hacer frente a la soledad, una situación que genera importantes problemas de salud y de todo tipo”.
El Plan Iberoamericano de Alfabetización y Aprendizaje a lo Largo de la vida (PIALV)
El PIALV es un programa regional a favor de la alfabetización y aprendizaje a lo largo de la vida, pensada por y desde los países iberoamericanos que constituyen el Comité Intergubernamental del Plan[1]. En esta propuesta se reflejan las líneas estratégicas, resultados y acciones que es necesario abordar para “contar con sistemas de educación de personas jóvenes y adultas de calidad, lo que supone conseguir sistemas preparados para asegurar la continuidad educativa a lo largo de la vida para todas las personas, sin olvidar aquellas a las que en ocasiones se vulneran sus derechos -mujeres, poblaciones indígenas, personas en contextos de encierro, migrantes, personas con discapacidad, refugiados, afrodescendientes y personas mayores- para ofrecer respuestas a sus necesidades de conocimientos y de habilidades”.
El PIALV trabaja en dos líneas de acción: una a nivel nacional, que busca el desarrollo de políticas educativas de Educación de Personas Jóvenes y Adultas (EPJA) que garanticen la calidad de ambos grupos poblacionales; y otra a nivel regional, que tiene como fin articular, crear sinergias y cooperación entre los países y organizaciones afines a la temática.
En lo que respecta a las personas adultas mayores, el PIALV promueve:
- La participación y el acceso equitativo de las personas mayores a los programas de alfabetización y educación de personas jóvenes y adultas.
- La formulación y desarrollo de planes y programas de educación para personas adultas, a lo largo de la vida, lo cual significa considerar modalidades de educación múltiples y flexibles, para preparar a las personas para una vida de libertad y de interdependencias, ofreciendo a todas las personas la posibilidad de la continuidad educativa.
- La generación de metodologías y contenidos relevantes y vinculados con su vida, que respondan a las múltiples identidades culturales y a las necesidades específicas determinadas de las personas adultas mayores.
- La realización de cursos y programas de formación dirigidos a alfabetizadores y educadores de personas jóvenes y adultas, para atender las necesidades de las personas adultas mayores.
- La posibilidad de contar con asistencias técnicas y compartir experiencias que se están llevando adelante en los diferentes países, ante la diversidad de criterios, estrategias y herramientas para abordar la EPJA y las demandas concretas de las personas adultas mayores.
- La promoción de registros que permitan distinguir entre las personas destinatarias de los programas y acciones entre jóvenes, adultos y adultas mayores.
- El aumento de la cooperación técnica y financiera con actores especializados en población adulta mayor en materia de educación y aprendizaje a lo largo de la vida.
APRENDEMOS DESDE QUE NACEMOS Y DURANTE TODA NUESTRA VIDA. LA EDUCACIÓN ES UN PROCESO DE ENORME IMPORTANCIA, TANTO PARA EL DESARROLLO DE UN INDIVIDUO COMO PARA EL CONJUNTO DE LA SOCIEDAD. ES UN DERECHO HUMANO FUNDAMENTAL. EL ESTABLECIMIENTO DE POLÍTICAS, PLANES Y PROGRAMAS Y LA INVERSIÓN EN EDUCACIÓN ES LO QUE VA A PERMITIR LA IGUALDAD DE OPORTUNIDADES PARA TODOS Y SOCIEDADES MÁS JUSTAS
La OEI en acción
La OEI colabora en la implementación de proyectos y programas relacionados con el acceso a los espacios educativos formales y no formales de las personas adultas mayores, velando que no haya sesgos de edad, género, origen, entre otros.
“La educación de adultos/as ayuda a las poblaciones a adaptarse a los cambios, en el caso de las personas adultas mayores cada vez las expectativas de vida en casi todos los países son más altas, y esto se traduce en vidas laborales más prolongadas, tanto por la capacidad física y mental de las personas, como por la necesidad que tienen los gobiernos para mantener el equilibrio de las finanzas públicas y las prestaciones sociales”, argumentan desde este Organismo iberoamericano.
Desde esta concepción, dentro de las líneas de acción de iniciativas nacionales, la OEI destaca:
- «Alfabetic», un proyecto realizado junto al Ministerio de Educación de Argentina que colabora con los procesos de alfabetización inicial de jóvenes, adultos y personas mayores mediante la generación de material multimedia e interactivo apropiado para su uso en procesos de alfabetización.
- En 2020, otra experiencia en el marco del PIALV, elaborada en contexto de la pandemia por COVID-19, y en relación a la atención de personas adultas mayores para el acceso a los espacios educativos formales y no formales, fue ‘Conexión Mayor’, un cuadernillo que forma parte del Programa del Ministerio de Educación ‘Seguimos Educando’, elaborado junto a la Universidad Nacional Tres de Febrero.
- En el caso de Paraguay, se trata de un programa de formación docente, que propiamente se impartirá de forma online y que entre sus contenidos cuenta con un módulo específico de tecnología y acceso a las herramientas digitales.
- En República Dominicana, con una mirada más amplia, se trabajará la educación a distancia, en la que se incluye también la cultura digital y la modalidad online.
- En el caso de Uruguay, cuenta desde 1983 con la Universidad Abierta de Educación No Formal de Personas Mayores, institución que pertenece a la sociedad civil organizada y que dispone de apoyo del Ministerio de Educación y Cultura. En este país, además, como política pública específica para la inclusión digital de las personas mayores de 60 años y retiradas de la actividad laboral, se ha desarrollado el Plan Ibirapitá desde el año 2015, que provee tabletas a cada persona jubilada y le brinda talleres de alfabetización digital.
GENERAR UNA EDUCACIÓN DE ADULTOS Y ADULTAS, QUE TENGA EN CUENTA EL CICLO DE LA VIDA, Y QUE, DENTRO DE ESTA, CONSIDERE LAS DIFERENCIAS EN EL MISMO ENTRE HOMBRES Y MUJERES, PUES LAS MUJERES DE MAYOR EDAD NO SUELEN HABER TENIDO UN ACCESO IGUALITARIO A LAS OPORTUNIDADES DE APRENDIZAJE PERMANENTE
Inclusión digital para las personas mayores
Como acuerdo del III Comité Intergubernamental del PIALV, realizado en noviembre de 2020, se estableció la presencia de la cultura digital en todas las acciones que se desarrollen dentro del Plan y en cada uno de los grupos temáticos que se pongan en marcha.
La inclusión de dicho eje a las estrategias del PIALV, resulta fundamental para disminuir progresivamente la desigualdad digital, una problemática que se ha agudizado y visibilizado a raíz de la crisis del COVID-19. “Con motivo de la pandemia se ha podido constatar los graves efectos que provoca la brecha digital al crear, en la realidad, dos sociedades: la conectada y la incomunicada que vienen ‘determinadas’ por el origen social de las personas y que las conducen a situaciones graves de inequidad y de exclusivo bienestar sólo para algunos/as”.
En el caso de las personas adultas mayores, según expertos de la OEI, esta situación “puede estar causada por la falta de acceso a internet o a un dispositivo con conexión a internet, pero también a temas relacionados la ubicación geográfica, o el nivel formativo. Es por eso que, para cerrar la brecha digital en estos casos, depende de otros factores como tener acceso a las herramientas digitales, saber aplicarlas en la vida diaria y cultivar habilidades y actitudes relacionadas con internet, lo que podríamos denominar ‘adquirir una cultura digital’”.
Y es que actualmente se tiende a la digitalización de los servicios, situación que avanza más rápido que la capacitación de las personas mayores para poder llevar adelante esta operación. Ahí se produce un desfasaje. Lo que pretende ser una política de avanzada de digitalización deja afuera a muchos grupos sociales que no tienen el conocimiento para hacerlo y marca dos direcciones opuestas de políticas. Esto, sin duda, constituye uno de los retos fundamentales.
De allí que las competencias que deben promover los procesos de alfabetización digital autónomos o dirigidos para el uso de los sistemas digitales por parte de las personas mayores “deben hacer referencia a cuestiones como la búsqueda de información en internet, la evaluación de esta y la gestión de los datos que se introducen, las posibilidades y canales de interacción con otras personas, cómo compartir información, participar, colaborar, qué normas de conducta seguir a la hora de expresar ideas en la red, cómo adjuntar o subir contenidos digital en correos electrónicos, plataformas de servicios o redes sociales, sistemas de seguridad y protección de los propios dispositivos o de los datos personales, de salud, y la capacidad de solucionar pequeños problemas o instalaciones de aplicaciones”, entre otras habilidades.
En este sentido, para disminuir la brecha digital que las personas mayores pueden “padecer”, es fundamental, según lo documentado por la OEI, “crear una identificación entre su vida y las acciones, servicios a las que va a poder acceder con internet, por ejemplo, leer el periódico, ver y hablar con sus familiares, aprender manualidades, escuchar música, consultar el estado de su cuenta bancaria, pedir cita médica, etc.”.
Por otra parte, es importante “introducir nuevos conocimientos una vez visto el uso que se da a los anteriores, o teniendo en cuenta el dominio o dificultades de este, pero no dejar de avanzar si hay interés y procurar que se inscriba en algún tipo de red, foro, grupo, para que comience a crear una cultura digital de forma espontánea”, recomienda este Organismo regional.
RETOS PRESENTES Y FUTUROS
En relación a los desafíos en materia de alfabetización y aprendizaje en la vejez de la región iberoamericana, la OEI plantea una perspectiva de heterogeneidad, que contempla las diversas realidades que puede atravesar la población adulta mayor.
“Si las personas de más de sesenta años tienen que permanecer más tiempo en el mercado laboral necesitarán adquirir nuevas competencias, así como manejar las demandas físicas, mentales y emocionales del mercado de trabajo, en constante evolución. En el caso de las personas mayores que no siguen en situación profesional activa, necesitan continuar adaptándose a las nuevas formas de acceso a la información, la comunicación, las finanzas, los trámites y servicios, públicos y privados, etc. En ambas circunstancias, la cultura digital y el manejo de herramientas digitales, la convivencia intergeneracional y con sus iguales y la disposición de recursos creativos, recreativos, culturales y de ocio, se tornan fundamentales para contar con una buena calidad de vida. La tecnología y la digitalización (T+D) les abren una gran ventana de oportunidades de conectar con las familias, otras personas, otros mundos posibles o imaginarios, de acceso al disfrute cultural y, por supuesto, para combatir la soledad”.
En esta línea, se destaca la necesidad de “generar una educación de adultos y adultas, que tenga en cuenta el ciclo de la vida, y que, dentro de esta, considere las diferencias en el mismo entre varones y mujeres, pues las mujeres de mayor edad no suelen haber tenido un acceso igualitario a las oportunidades de aprendizaje permanente”.
De este modo, los miembros del PIALV, indican la necesidad de disponer de un esquema curricular diferencial, flexible, de carácter modular en función de los avances, intereses y/o necesidades de formación, en el que se reconozcan los saberes, se puedan medir no sólo los resultados sino la mejora en la forma de vida, que no pierda el sentido del aprendizaje a lo largo de la vida, que cuente con un desarrollo curricular más allá de las competencias básicas, en el que la Agenda Global cobre sentido y la alfabetización digital sea continua y esté presente en todos los niveles, acciones y formatos.
[1] Actualmente: Andorra, Argentina, Brasil, Bolivia, Colombia, Costa Rica, Chile, Cuba, Ecuador, España, El Salvador, Honduras, Guatemala, Nicaragua, México, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay.
Nota publicada en el Boletín 23, «Las personas mayores y el aprendizaje a lo largo de la vida» del Programa Iberoamericano de Cooperación sobre la Situación de las Personas Adultas Mayores.