En el marco de la pandemia por COVID-19, el Ministerio de Mujeres, Familia y Derechos Humanos de Brasil, por iniciativa de su Secretaría Nacional para la Promoción y Defensa de los Derechos de las Personas Mayores, junto al Defensor del Pueblo Nacional de Derechos Humanos y en colaboración con el Programa “Pátria Voluntária”, crearon una vía exclusiva dentro de la línea telefónica “Disque 100 Derechos Humanos” con el objetivo de brindar apoyo emocional, pautas preventivas y de autocuidado y referencias a atención especializada a las personas mayores en situación de aislamiento social.
Brasil, el país con más población de mayores de la región, casi 30 millones según su Instituto Nacional de Estadísticas (IBGE), afronta una tarea compleja frente al avance de la pandemia. La tensión se desarrolla (como en muchos otros territorios iberoamericanos) entre abordar las necesidades de la población donde el virus ha demostrado ser más letal hasta el momento (las personas mayores) y atender los efectos que generan las medidas epidemiológicas y sociosanitarias asumidas para evitar el contagio y la mortalidad de este grupo poblacional (el aislamiento social), entre ellos los vinculados al eje temático de este boletín: la soledad en la vejez.
El Ministerio de Mujeres, Familia y Derechos Humanos (MMFDH), a través de su Secretaría Nacional para la Promoción y Defensa de los Derechos de las Personas Mayores, afirma que a partir de la pandemia por COVID-19 la exclusión social de las personas mayores se ha acentuado, explicitando sentimientos de abandono, de tristeza y de soledad que existían antes de que el mundo viviera esta realidad (así como varias violaciones de sus derechos), pero que se agravaron con el distanciamiento social.
La cuarentena, que ha supuesto el aislamiento social de las poblaciones, ha demostrado ser una de las herramientas vitales, tanto para reducir la tasa de propagación como para proteger las personas de este virus (en particular la franja de mayores de 60 años). Sin embargo, esta medida ha requerido de acciones paralelas que puedan evitar o disminuir los riesgos sobre la salud mental (así también daños o agravamiento de la salud física), sobre todo en aquel sector de personas mayores que viven solas, que poseen una red social reducida y que su participación social es baja o nula.
Según datos del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), para el Censo 2010, el 16% de los hogares brasileños unipersonales estaban encabezados por una persona de entre 60 y 64 años, el 19,5% por aquellas entre 65 y 69, y ascendía al 26% en los hogares con personas de 70 y más años, quienes duplican el total de los hogares del país que fueron clasificados como unipersonales (12%). Este dato es significativo ya que, si bien abona la perspectiva de que dicha variable atenta contra la integración social de las personas (mayores, en este caso), vivir solos/as no constituye sentimiento de soledad en sí mismo, sino que es un elemento más que puede desencadenarlo, sostenerlo o profundizarlo, más que nada en situaciones impuestas de aislamiento social y/o soledad no deseada donde la relación entre ambas variables se vuelve más intensa.
En este contexto, dicho Ministerio, por iniciativa de la Secretaría Nacional, junto al Defensor del Pueblo Nacional de Derechos Humanos y en colaboración con el Programa “Pátria Voluntária”, crearon un canal exclusivo dentro de la línea telefónica “Disque 100 Derechos Humanos” con el objetivo de brindar apoyo emocional, pautas preventivas y de autocuidado y referencias a atención especializada a las personas mayores en situación de aislamiento social. Al mismo tiempo, este dispositivo se utiliza para informar posibles abusos y/o violaciones de sus derechos o informes de agresión y malos tratos en este segmento de la población.
“Disque 100” es un dispositivo de atención telefónica creado en 1997 como uno de los canales de información principal administrado actualmente por la Defensoría del Pueblo Nacional. Este centro recibe, analiza y envía informes de violaciones de los derechos humanos por parte de diferentes grupos de población, como por ejemplo personas mayores, niños/as y adolescentes, personas con discapacidad, personas del colectivo LGTBIQ+, entre otros.
Al respecto, el Ministerio de la Mujer, la Familia y los Derechos Humanos publicó el informe anual sobre “Disque 100” durante 2019. El mismo refleja que ese año la línea atendió 2.7 millones de llamadas y que los grupos más afectados fueron niños/as y adolescentes, personas mayores y personas con discapacidad. Del total, más de 48 mil llamadas correspondieron a casos de mayores, lo que evidencia que el canal se ha consolidado como una vía efectiva de denuncia. Prueba de ello son las más de 120 mil llamadas realizadas desde el 1° de marzo de 2020 (18 mil se encuentran vinculadas al COVID-19), donde se consolidan los grupos de mayor vulnerabilidad y donde, además, las mujeres mayores son las principales víctimas de estas denuncias.
A partir de la trayectoria y el potencial de este dispositivo, la Secretaría Nacional para la Promoción y Defensa de los Derechos de las Personas Mayores construyó un Protocolo de Servicio que ofreció a la Defensoría para capacitar a las personas que atienden la línea sobre el enfoque y la orientación de la información que se pone a disposición las personas mayores que realizan las llamadas. “Disque 100” funciona todos los días, incluidos sábados, domingos y feriados, las 24 horas.
Algunos resultados esperados por este conjunto de organismos sobre la implementación de esta nueva vía de atención son la mitigación de riesgos para el desarrollo de condiciones depresivas en los adultos y adultas mayores; la generación de un mayor conocimiento de este grupo sobre el autocuidado en pandemia; la mitigación de riesgos de suicidio de personas mayores como resultado del aislamiento social; y una mayor socialización virtual de las personas mayores a través de las redes sociales.
En virtud de esta última expectativa, previo a la situación de pandemia, el Ministerio (mediante su Secretaría) venía trabajando con programas y acciones dirigidas a la inclusión y la participación social de las personas mayores a partir de la educación digital (“Programa Viver”). En este sentido, dicho organismo manifiesta que varios municipios del país han desarrollado iniciativas complementarias para evitar la soledad de las personas mayores en sus localidades a partir del aislamiento social: contactos por teléfono y/o vía WhatsApp y el envío de clases con actividades físicas por YouTube a las personas mayores que anteriormente asistían a grupos y centros comunitarios.
Además, organizaciones del sector privado como el Servicio Social de Comercio (SESC) ha puesto en marcha acciones similares, en este caso, a través de un canal de servicio para que las personas mayores que están en aislamiento social reciban actividades diarias a través de grupos de WhatsApp y YouTube (como el caso de “las tardes de baile”), a la vez que puedan acceder a atención social virtual para la realización de trámites sin tener que salir de sus casas.
De esta manera, estas acciones que se están articulando entre los gobiernos (federal, estatales y municipales), junto a las entidades de la sociedad civil y al “Sistema S” (un sistema de contribución sectorial compuesto por una serie de instituciones para ayudar a empoderar a la fuerza laboral, a fin de mejorar el desempeño económico del país), intentan unir esfuerzos para abordar el sentimiento de soledad en las personas mayores, que si bien es preexistente a la pandemia ha empeorado con el advenimiento de ésta.
*Nota publicada en el Boletín 21, «La soledad en las personas adultas mayores» del Programa Iberoamericano de Cooperación sobre la Situación de las Personas Adultas Mayores.