El ámbito de los cuidados de larga duración se enfrenta a retos significativos que afectan tanto a cuidadores/as profesionales como a quienes desempeñan esta labor sin una vinculación formal, impactando tanto en su desarrollo profesional como en su vida personal | Fuente: blogciudades.imserso.es

En línea con la recomendación brindada por la Comisión Europea, el Instituto de Mayores y Servicios Sociales (IMSERSO) resalta tres ejes indispensables para avanzar hacia dicho modelo: servicios de atención adaptados, accesibles y de alta calidad para una sociedad que envejece; reconocimiento y apoyo integral a la labor crucial de las personas cuidadoras; y fortalecimiento de la gestión y estructura de los sistemas para una mayor eficacia y alcance.

El envejecimiento poblacional es un fenómeno global que afecta a la mayoría de los países y se refleja en el incremento tanto del número como de la proporción de personas mayores en sus sociedades. Este cambio demográfico está estrechamente vinculado a dos tendencias clave: la reducción en la tasa de natalidad y el aumento sostenido de la esperanza de vida. Gracias a la mejora en las condiciones de vida y los avances en salud, las personas alcanzan edades más avanzadas, lo que repercute en la distribución etaria de la población. Como resultado, se observa una disminución en el grupo de jóvenes y un crecimiento en el sector de adultos/as mayores, según se indica en “World Population Prospects 2019: Highlights” de Naciones Unidas (ONU, 2019).

En términos del sociólogo y demógrafo holandés, Dirk Van de Kaa, todo este cambio se inserta en la denominada segunda transición demográfica. Este proceso comenzó hace más de cien años en Europa y, posteriormente, se extendió a América del Norte. En la actualidad, la evolución más acelerada se está produciendo en los países de ingresos bajos y medios.

De acuerdo a los datos brindados por la Organización Mundial de la Salud en su “Informe Mundial sobre el edadismo” (2020), en 2017 había 962 millones de personas de 60 años o más a nivel global. Se estima que para 2030 esta cifra ascenderá a 1.400 millones, lo que equivale a un incremento del 56%. Además, para 2050, se prevé que la población mayor alcance los 2.100 millones, duplicando la cantidad registrada en 2017 (ONU,2019).

La región iberoamericana no se encuentra exenta de este proceso y avanza en el mismo sentido que las tendencias mundiales de envejecimiento. Particularmente, España presenta una de las esperanzas de vida más altas del mundo. Esto plantea un escenario futuro que merece gran atención: este fenómeno demográfico resulta un elemento clave para la planificación y la acción estatal de los países miembros, en tanto supone múltiples desafíos para la reducción de las desigualdades que se acentúan durante la vejez, y exige la formulación de nuevas propuestas orientadas a la construcción de sociedades más inclusivas e igualitarias.

Los retos y estrategias en torno a los cuidados de larga duración

El 8 de diciembre de 2022, la Comisión Europea presentó una propuesta  de  Recomendación del Consejo destinada a apoyar a los Estados miembros en sus esfuerzos por mejorar el acceso a los cuidados de larga duración asequibles y de alta calidad. Esta propuesta es una acción clave en el marco de la Comunicación de la Comisión Europea sobre una Estrategia europea de cuidados, de septiembre de 2022 y apoya la aplicación del Pilar Europeo de Derechos Sociales, adoptado el 4 de marzo de 2021.

La respuesta de España a la recomendación del Consejo de la UE, presentada a la Comisión Europea el 15 de junio de 2024, es el plan nacional de acción español para garantizar el acceso a unos cuidados de larga duración de alta calidad y asequibles y, por tanto, para la aplicación de la Estrategia Europea de Cuidados. Cabe destacar, que el proceso de respuesta de España coincide con el rediseño de su política nacional de cuidados de larga duración, reflejado en la Estrategia para un Nuevo Modelo de Cuidados en la Comunidad.

A continuación, se presenta un extracto de este documento, centrado en los principales desafíos y retos que afronta el ámbito de los cuidados de larga duración. Aunque el análisis se encuentra particularmente enfocado en la realidad española, las problemáticas abordadas poseen un carácter transversal, lo que permite su aplicación y reflexión en otros países que enfrentan circunstancias similares en el contexto del envejecimiento poblacional y la creciente demanda de servicios de atención.

En línea con la estructura establecida por la Recomendación europea, se identifican tres grandes ejes sobre los cuales resulta imprescindible avanzar para garantizar un modelo de cuidados de larga duración eficiente y sostenible:

  1. La adecuación, disponibilidad y calidad de los servicios, que deben adaptarse a las necesidades de una población cada vez más envejecida.
  2. La importancia del rol desempeñado por las personas cuidadoras, tanto aquellas que ejercen esta labor de manera profesional como quienes la llevan a cabo sin una formación específica, muchas veces en el entorno familiar.
  3. La necesidad de fortalecer la gobernanza y la estructura de los sistemas de atención, con el objetivo de mejorar su coordinación, accesibilidad y eficacia.

En cada uno de estos ámbitos, se han identificado diversos retos que requieren ser abordados con urgencia a través de estrategias integradas y políticas públicas que garanticen  una respuesta efectiva a las crecientes demandas de cuidados en las sociedades contemporáneas.

EJES/DESAFÍOS HACIA UN MODELO DE CUIDADOS DE LARGA DURACIÓN

1Desafíos relativos a la adecuación, disponibilidad y calidad de los cuidados

Tras examinar los factores relacionados con la adecuación, personalización y asequibilidad de los cuidados de larga duración en España, se han identificado diversos desafíos dentro del Sistema  para la Autonomía y Atención a la Dependencia (SAAD). Uno de los principales es garantizar la calidad de los servicios y apoyos ofrecidos, lo que requiere ampliar la cobertura y mejorar  el acceso a los mismos. En este sentido, es fundamental que las reformas en el sistema de atención a la dependencia avancen hacia un catálogo de prestaciones más amplio, flexible y orientado a la activación de la persona, promoviendo su autonomía y reduciendo el enfoque meramente asistencialista.

Asimismo, es imprescindible abordar la heterogeneidad normativa existente entre las distintas comunidades autónomas con el objetivo de asegurar una mayor equidad territorial. En paralelo, la simplificación de los procedimientos administrativos y reducción de la burocracia se presenta como un aspecto clave para reducir los tiempos de espera y garantizar que la atención llegue de manera oportuna a quienes la necesitan.

Contar con una respuesta ágil, adaptable y con servicios adecuados a las necesidades de cuidado es crucial para prevenir la institucionalización. Para ello, resulta prioritario fortalecer la atención domiciliaria y residencial, lo que implica ampliar y diversificar la oferta de servicios en el hogar, fomentar nuevas alternativas de alojamiento con apoyos y avanzar en la transformación del modelo residencial.

Otro aspecto esencial es asegurar la calidad de los servicios en todo el país. Para lograrlo, se deben reforzar los mecanismos de supervisión e implementar sistemas que permitan evaluar de manera sistemática la calidad de la atención prestada, facilitando así la introducción de mejoras y ajustes cuando sea necesario.

ES FUNDAMENTAL QUE LAS REFORMAS EN EL SISTEMA DE ATENCIÓN A LA DEPENDENCIA AVANCEN HACIA UN CATÁLOGO DE PRESTACIONES MÁS AMPLIO, FLEXIBLE Y ORIENTADO A LA ACTIVACIÓN DE LA PERSONA MAYOR.

Los criterios comunes establecidos en el Acuerdo del Consejo Territorial de junio de 2022 buscan precisamente optimizar la calidad de los centros y servicios del SAAD, en sintonía con las Recomendaciones del Consejo de Europa. En este marco, las estrategias centradas en la calidad ponen el foco en la cooperación entre proveedores, la implicación activa de las personas usuarias y la consolidación de un modelo  de atención basado en los derechos, donde la dignidad prevalezca como valor fundamental. Este enfoque promueve la autonomía, la vida independiente y la inclusión social, al mismo tiempo que refuerza la protección tanto de quienes reciben cuidados como de quienes los proporcionan. Todo ello exige garantizar los recursos humanos y económicos necesarios para avanzar en la dirección adecuada. Es decir, el reto actual no solo consiste en mantener esta senda de transformación, sino en consolidar y hacer realidad estos objetivos con una implementación progresiva y con el máximo nivel de calidad posible.

2Desafíos relativos a las personas cuidadoras profesionales y no profesionales

El ámbito de los cuidados de larga duración se enfrenta a retos significativos que afectan tanto a cuidadores/as profesionales como a quienes desempeñan esta labor sin una vinculación formal, impactando tanto en su desarrollo profesional como en su vida personal. La transformación del modelo de cuidados busca garantizar que todas las personas, independientemente del nivel de apoyo o atención que necesiten, puedan desarrollar sus proyectos de vida dentro de su comunidad. Este principio, debe aplicarse también a quienes brindan los cuidados, asegurando condiciones laborales dignas para los profesionales, con empleos estables y adecuadamente remunerados, y permitiendo que los/as cuidadores/as informales puedan compaginar sus responsabilidades sin ver comprometidos aspectos esenciales de su vida personal y profesional.

Uno de los principales desafíos del sector profesional de los cuidados es la creciente escasez de personal, una problemática que, de no abordarse de manera estratégica, se acentuará en los próximos años. En la raíz de esta situación se encuentran varios factores que requieren atención urgente, entre ellos la mejora de las condiciones laborales y de la calidad del empleo. El sector se caracteriza por la inestabilidad y los bajos salarios, lo que dificulta la atracción y retención de talento. Para revertir esta tendencia, es fundamental implementar estrategias que fomenten la formación continua y el desarrollo profesional, así como establecer programas que refuercen la capacitación del  personal y mejoren su satisfacción a largo plazo. Además, la simplificación de los procesos de acreditación permitiría un acceso más ágil al empleo en este ámbito, facilitando la incorporación de nuevos profesionales.

Por otro lado, es crucial visibilizar la importancia del trabajo doméstico en el contexto de los cuidados de larga duración, ya que muchas de las labores de apoyo en el hogar y de atención a personas en situación de dependencia recaen en trabajadoras del servicio doméstico, quienes a menudo enfrentan condiciones laborales precarias. En este grupo, una gran proporción son mujeres migrantes, lo que las expone a una vulnerabilidad adicional que debe ser atendida mediante políticas de protección y reconocimiento de sus derechos.

Ilustración: Rocío Lana

Otro aspecto esencial es la revalorización de los profesionales del sector de los cuidados, es indispensable promover una mayor conciencia sobre su relevancia tanto en la sociedad como en la vida de las personas usuarias y sus familias. A pesar de ser un pilar fundamental para el bienestar social, el trabajo de cuidadores/as sigue sin recibir el reconocimiento que merece. Elevar el estatus profesional de las personas trabajadoras contribuiría a mejorar su satisfacción laboral y atraer a más personas a la profesión.

Asimismo, avanzar en la equidad de género en este ámbito es imprescindible. Actualmente, la mayor parte del trabajo de cuidados recae sobre las mujeres, por lo que es necesario fortalecer su protección en el sector y, al mismo tiempo, fomentar una mayor participación de los hombres en estas tareas. La diversificación de la fuerza laboral permitiría distribuir de manera más equitativa las responsabilidades y garantizar el derecho de todas las personas a recibir cuidados de calidad.

En paralelo, resulta vital ofrecer apoyo a los/as cuidadores/as informales, quienes a menudo ven su vida personal y profesional afectada por la carga de esta responsabilidad. El desgaste físico y emocional derivado del cuidado prolongado puede generar graves consecuencias en

su bienestar, lo que, en última instancia, puede llevar a la claudicación en la prestación de cuidados y, por ende, a la institucionalización de la persona dependiente. Para evitarlo, es necesario proporcionar recursos de apoyo, servicios de respiro y asesoramiento, además de facilitar herramientas que permitan mejorar sus habilidades y conocimientos en el ámbito del cuidado sin descuidar su propio bienestar.

En definitiva, afrontar estos desafíos es clave para dignificar el trabajo en el sector de los cuidados de larga duración y mejorar la calidad del empleo en este ámbito. Al hacerlo, no solo se garantiza una atención adecuada y humanizada para las personas en situación de dependencia, sino que también se fortalece el bienestar de quienes dedican su vida al cuidado de los demás, ya sean profesionales o cuidadores informales.

3- Desafíos relativos a la gobernanza del sistema de cuidados

El sistema de servicios sociales en España, en el que se incluyen los cuidados de larga duración, está descentralizado, lo que significa que su gestión y ejecución son competencia de las comunidades autónomas. No obstante, el Estado conserva ciertas responsabilidades clave, como la coordinación general, el desarrollo de sistemas de información y datos, y, fundamentalmente, la garantía de equidad en el acceso a estos servicios en todo el territorio. En este contexto, la cooperación entre la Administración General del Estado (AGE) y las Administraciones Territoriales se vuelve un elemento esencial para asegurar la calidad de los servicios y avanzar de manera integrada en todo el país, respetando al mismo tiempo las competencias autonómicas y las particularidades de cada territorio.

OTRO ASPECTO ESENCIAL ES LA REVALORIZACIÓN DE LOS PROFESIONALES DEL SECTOR DE LOS CUIDADOS, ES IMPRESCINDIBLE PROMOVER UNA MAYOR CONCIENCIA SOBRE SU RELEVANCIA TANTO EN LA SOCIEDAD COMO EN LA VIDA DE LAS PERSONAS USUARIAS Y SUS FAMILIAS.

Uno de los principales retos en la gobernanza del sistema es lograr una planificación conjunta y coherente, con una visión estratégica a largo plazo que fomente la colaboración entre los distintos actores involucrados. Para ello, el Consejo Territorial desempeña un papel fundamental, ya que es el espacio donde se alcanzan acuerdos que buscan mejorar el sistema tanto a nivel nacional como en cada una de las comunidades autónomas.

En términos de equidad territorial, uno de los mayores desafíos radica en la diversidad de modelos de atención existentes entre las 17 comunidades autónomas. Tras la aprobación de la Ley 39/2006, que establece un marco mínimo de cuidados y prestaciones, cada región ha desarrollado su propio sistema con diferencias significativas. Esto puede generar desigualdades en el acceso y en la calidad de los servicios, haciendo que personas en situaciones similares, tanto en términos de necesidades como de condiciones económicas, reciban respuestas distintas dependiendo de su lugar de residencia. En este sentido, la co-gobernanza es clave para encontrar un equilibrio entre la descentralización de competencias y la garantía de equidad en todo el país, asegurando que los servicios sean flexibles, personalizados y adaptados a las particularidades de cada territorio, con especial atención a las áreas rurales.

El envejecimiento de la población es otro de los grandes desafíos para el sector de los cuidados. Como fue mencionado, España tiene una de las esperanzas de vida más altas del mundo y aunque el país ya dispone de un sólido sistema de información, es necesario optimizar su uso incorporando nuevas metodologías de análisis. Esto implica complementar las estadísticas existentes con modelos predictivos que permitan anticiparse a la evolución de la demanda de cuidados, las necesidades demográficas y la disponibilidad de recursos económicos y servicios.

LA CO-GOBERNANZA ES CLAVE PARA ENCONTRAR UN EQUILIBRIO ENTRE LA DESCENTRALIZACIÓN DE COMPETENCIAS Y LA GARANTÍA DE EQUIDAD EN TODO EL PAÍS, ASEGURANDO QUE LOS SERVICIOS SEAN FLEXIBLES, PERSONALIZADOS Y ADAPTADOS A LAS PARTICULARIDADES DE CADA TERRITORIO, CON ESPECIAL ATENCIÓN A LAS ÁREAS RURALES.

En esta misma línea, resulta imprescindible abordar el aprendizaje y la gestión del conocimiento de manera sistemática, aprovechando el crecimiento de iniciativas desarrolladas por administraciones públicas, entidades privadas y organizaciones del tercer sector. España cuenta con un gran potencial en innovación social, lo que permite enfrentar desafíos complejos como los cuidados de larga duración. La agregación de información y la puesta en común del conocimiento contribuirán a identificar y replicar modelos exitosos en diferentes territorios, facilitando su escalabilidad y su posible integración en políticas públicas.

Por último, pero no menos importante, se encuentra el reto de garantizar la sostenibilidad financiera del sistema y aumentar los recursos disponibles. Esta cuestión es fundamental para asegurar que los servicios sean accesibles, estén basados en la comunidad y respondan adecuadamente a las necesidades de las personas usuarias, sin comprometer su calidad. Lograr una financiación estable y suficiente es la base sobre la que deben apoyarse todas las estrategias de mejora del sistema de cuidados en España.

Ilustración: Rocío Lana

Nota publicada en el Boletín 33 «La Boletín N°33 «Cuidados de larga duración: Oportunos, asequibles, accesibles y de calidad. Derecho subjetivo a los cuidados y su transposición a las normativas y ecosistemas comunitarios para los cuidados» del PICSPAM.