Las zonas indígenas y rurales concentran la mayor cantidad de personas analfabetas. El Programa “Muévete por Panamá” pretende reducir la desigualdad mediante acciones que mejoren las capacidades de lecto-escritura de esa población.

Para la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), la alfabetización es el fundamento del aprendizaje a lo largo de la vida y un elemento esencial del derecho a la educación. Sin embargo, el analfabetismo sigue existiendo y muchas personas carecen de las competencias necesarias para participar en el desarrollo económico y social de sus comunidades.

“Si tuviéramos que hacer una foto del arquetipo de la persona iberoamericana analfabeta o con muy escaso nivel educativo, ese perfil sería: mujer, mayor de edad, cabeza de familia, residente en zonas rurales o suburbanas y parte de una comunidad indígena o descendiente de ella”, destaca Mariano Jabonero, Secretario General de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI).

En lo que respecta a la situación de Panamá, según datos de la Contraloría General de la República, en el año 2000 existían 168.140 personas analfabetas, lo que representaba el 7.6% de la población. Este número se redujo a 148.747 (5.5%) según el censo de 2010 y la expectativa es que para 2020 la cifra caiga debajo del 3%.

En cuanto a las características de la persona analfabeta en Panamá, según datos del Ministerio de Desarrollo Social (MIDES) el perfil es multifactorial, ya que responde a varios fenómenos de carácter socioeconómico, cultural y político. Los sectores en donde se dan más casos de personas analfabetas son, en general, zonas indígenas y rurales, según José Sierra Ayarza, coordinador de Panamá Centro del programa “Muévete por Panamá”. Si bien gran porcentaje de la población panameña está alfabetizada, existe una marcada diferencia entre las regiones indígenas y el resto del país.

“SI TUVIÉRAMOS QUE HACER UNA FOTO DEL ARQUETIPO DE LA PERSONA IBEROAMERICANA ANALFABETA O CON MUY ESCASO NIVEL EDUCATIVO, ESE PERFIL SERÍA: MUJER, MAYOR DE EDAD, CABEZA DE FAMILIA, RESIDENTE EN ZONAS RURALES O SUBURBANAS Y PARTE DE UNA COMUNIDAD INDÍGENA O DESCENDIENTE DE ELLA”

Mariano Jabonero, Secretario General de la OEI
Gregorio González en el acto de entrega de certificados de “Muévete por Panamá” | Fuente: MIDES

Muévete por Panamá

La iniciativa, implementada por el MIDES, se lleva a cabo en todo el país con el propósito de promover la instrucción de personas jóvenes y adultas, principalmente de zonas menos favorecidas, y con ello mejorar las condiciones de vida, elevar el nivel sociocultural, y facilitar la inclusión en el desarrollo social de personas que, por diferentes motivos, no han podido participar en el sistema educativo.

El Programa dura 7 semanas y utiliza como medio de enseñanza el método cubano “Yo, sí puedo”, creado en el año 2002 por la pedagoga Leonela Relys. Se trata de un esquema básico de escritura que enseña a las personas a leer y escribir mediante un plan flexible que permite que aprendan a partir de la experiencia. Las personas que participan en la iniciativa reciben 65 clases teóricas-prácticas impartidas por personas voluntarias. 

Durante el programa se trabaja con los siguientes componentes:

  • Cartilla: documento didáctico basado en el método que les permite a las personas aprender de manera sencilla las letras y números.
  • Video clases: complemento audiovisual de las clases presenciales. 
  • Docentes voluntarios/as.
  • Salones acondicionados en diferentes puntos de la geografía.
  • Materiales adecuados para cada participante.

Como complemento de esta experiencia, el MIDES, organismo rector de las políticas públicas destinadas a personas mayores, cuenta con un programa mediante el cual se les gestiona la adquisición de lentes a la población mayor con dificultades visuales.  

En general, los cursos cuentan con un porcentaje elevado de personas adultas mayores. Por ejemplo, en diciembre de 2019, de un total de 100 personas que finalizaron el programa, el 65% eran personas mayores, de la cuales en su gran mayoría no pudieron asistir a una escuela en su infancia ya que debieron trabajar desde temprana edad para ayudar con los gastos de sus hogares.

Los voluntarios son fundamentales para la ejecución del Proyecto | Fuente: MIDES

Según datos de la Contraloría, desde el 2007, año de inicio del proyecto, se benefició a 76.323 personas de entre 10 y 90 años. Estos datos enfatizan la relevancia de fortalecer este tipo de iniciativas y ampliarlas para que todas las personas mayores tengan la posibilidad, en primera instancia, de leer y escribir y que luego puedan acceder a otros conocimientos en base a sus intereses. En definitiva, este tipo de programas es una posibilidad concreta de brindarle a las personas mayores el acceso al derecho a la educación que durante años les fue negado.

*Nota publicada en el Boletín 20, «Las personas mayores en el ámbito rural» del Programa Iberoamericano de Cooperación sobre la Situación de las Personas Adultas Mayores.